Thursday, March 02, 2006

Liar liar

A veces uno piensa que conoce a la gente, y que sabe todo -o casi todo- de su vida. Si. Probablemente sea soberbio sentir eso respecto del resto, pero creo que es una licencia que se permite después de compartir muchas cosas (o mucho tiempo). Uno puede darse el lujo de especular y predecir cómo actuará o que dirá determinada persona en tal situación. Qué es lo que opina respecto de la inmortalidad del cangrejo, cuál es su comida favorita, qué piensa del gobierno militar (querámoslo o no, todos tenemos una opinión sobre el tema), si tiene o no algún sueño, si ha estado enamorado, y qué actividad es la que le ocupa la mayor parte del tiempo.
Pero resulta que de repente, de golpe y porrazo... plaf! Te enteras que llevas meses equivocado. Que cuando te decía que estaba haciendo A, en realidad estaba haciendo B (siéntanse libres de cambiar A y B por las actividades de su preferencia). Que por muchos meses te ocultó algo importantísimo. Y aparte de sentirse decepcionado por el cuento de la reciprocidad en la relación, uno se pregunta qué tanto conocía en realidad a esta persona. Si te mintió por meses, que certeza hay de que no lo hizo por años, o de que todo lo que dijo antes era verdad. Y ahí es cuando te embarga la terrible duda: ¿Existe realmente la persona a la que quería y que creía conocer?
Todos mentimos en el día a día. En las cosas menos trascendentes. Cuando estamos atrasados y nos llaman, decimos "No, si voy llegando", siendo que en realidad ni siquiera hemos salido. Pero, independiente que no es una costumbre sana, no son esas mentiras las que me preocupan. Son las otras, las que hacen daño, las que destruyen la confianza. Una amiga me dijo que cuando uno quería a alguien, no le mentía. No estoy de acuerdo. Creo que mientras más te importa la gente, más le mientes. Puede ser por no hacerle daño, por no decepcionarla, o por montón de razones más. Da igual: las consecuencias son las mismas. Porque cuando descubres que te han mentido, a pesar de que el cariño siga intacto, la confianza desapareció. De acá en adelante, todo lo que te diga el otro será puesto en tela de juicio. Y ningún cariño, por más grande que sea, puede sobrevivir a eso.
Y bueno, escribo esto acá porque me aburrí de quejarme y cuestionarme en mi blog, y decidí hacerlo también en este. Y aparte porque hace rato que nadie escribe nada. Y también porque yo era la única sin aportes, y eso me hacía sentir inútil. Así no se nos muere el blog.

2 comments:

Cigarrera said...

tenemos olor a fiambre.. pero del weno.. en fins.. me quitaste las palabras del teclado maledetta... hace unos dias pense en escribir sobre la mentira.. pero no en la de los demas.. mas bien en la propia..

besin

Miguel said...

gaia... sin palabras. Toda la razon. Y la situacion... uf, calo hondo.

Besos

 


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