Un día perfecto

Curiosamente, muchas canciones tanto en inglés como en español (los únicos idiomas de los que entiendo algo de buenas a primeras, aunque no siempre lo que hay que entender) hablan sobre un día, ya sea normal, verde, otro, de tus creencias, etc... y hay una canción en particular que habla sobre el día perfecto (Lou Reed - Perfect Day).

Más que las letras, lo que primero me llama la atención y provoca que una canción me guste o dis-guste es la melodía. Así, la combinación de mayores, menores, sostenidos, bemoles, disminuidos y sietes, sumados al ritmo establecido (en general es el mismo que se mantiene durante toda la canción, salvo en temas de rock progresivo) funcionan como el primer gancho a la oreja.

Un día perfecto parte algo tranquilo, relajado, ligeramente melancólico (toques de lluvia, pero esa lluvia fina y sólo humidificante), con suaves tonos vocales, a un ritmo pausado y poco intenso. Esta combinación más tarde, cerca de la hora de almuerzo -dependiendo, claro, de la hora de levantada- aumenta en intensidad y, sin perder la suavidad, logra un momento de tensión positiva, de aprovechamiento del día. Posterior a este almuerzo se vuelve a caer en los tonos de relajo y suavidad poco intensa propios de la digestión (no se le ocurra nadar en esta parte del día, puede tener calambres), evolucionando a eso de media tarde a un clímax similar al de la hora de almuerzo. Todo esto se diluye en una paulatina disminución de este clímax a una dosis instrumental de ¿violines? (no en Groenlandia), que finalmente, al anochecer, va entremezclando suavidad e intensidad, perdiéndose en la luz de luna y las emitidas por las estrellas hasta finalmente ir a dormir a una hora temprana -eso de las 11-.

Ideal estar en un lugar donde se vean las estrellas, como Olmué, al finalizar el día perfecto.

La letra, ahora que la leo con detención después de unos 6 años de conocer la canción, me embarra toda la idea de mi día perfecto, por lo que prefiero omitir el copiar/pegarla por estos lares.