Tuesday, March 21, 2006

Manias

El otro dia leia eso de los 5 habitos, yo no los escribi, pero pensaba, como ducharme solo con jabon liquido, o cuando me lavo los dientes, pongo poca pasta de dientes, es como cuando dice que a los niños no hay que ponerle mas que el tamaño de una arverja, y gralmente me lavo dos o tres veces seguidas, pero siempre con poca pasta... cuando podria echar todo de una y lavarme los dientes al toque. Tb decir ARVERJA, o que gralmente me visto en el pasillo, sip, es que mi closet esta en el pasillo... Despues me puse a pensar en las manias, que creo no son lo mismo que los habitos. Una de mis manias escondidas es meterme los dedos en la nariz. Y no porque quiera sacarme algun ser extraño, solo por gusto. Desde chica que tengo esa mania que mi santa madre nunca ha podido sacar, bueno, es por eso tambien que mi nariz siempre se encuentra despejada. Me gusta urgetearme la nariz y rascarme la cabeza, no hay nada mas rico despues de un dia agitado dedicar unos 10 min exclusivamente a rascarme la cabeza. Aveces tanto que me hago heridas.
Tambien rascarme la nariz, con los dedos, y tengo como una linea marcada que es la delatora de aquel acto que me acompaña de la infancia, una linea que muestra mi vicio a rascarme la nariz, y no es porque me pique... en realidad pensando, tiendo a ser una rascadora compulsiva, algo mas rico que rascarse la espalda? Por lo tanto me declaro una rascadora compulsiva.

Thursday, March 02, 2006

Yo, La Asesina

El tiempo borra todo dicen los menos astutos, y digo menos porque los recuerdos no se borran, a veces los bloqueamos y basta un olor, ruido, lugar o hasta una simple palabra para que vuelvan a ti y te atormenten.

Fue asi como tomando cafe en el living junto a mis padres, tuve un cuasi dejavu, se repitieron sabores, olores y ruidos; aquel cafe que 7 años atras tomaba mientras veia la television, mi hermana hablando sobre el programa que veiamos, el ruido del auto bajando por la calle principal a alta velocidad... Perferiria no recordarlo, porque es triste y desde que lo recorde me atormenta, creo necesario escribirlo, tal vez pensando que asi no se vera tan feo, quien sabe.

Era aun de dia y mi hermana habia venido a visitarnos, estabamos solas y conversabamos del mundo, nos servimos cafe y vimos tv, el ruido de un auto bajando a toda velocidad irrumpio nuestra tranquilidad, hubo segundos de silencio como si supieramos lo que pasaria, un golpe feo y los gritos de un perro auuuuuuuuu auuuuuu auuuuu auuu auu au a..... de la intensidad del grito pasamos al silencio, me descontrolan esas situaciones, no soporto sentir el dolor de un animal, no quise asomarme a la ventana porque soy cobarde, porque hay cosas que prefiero no ver, pero mi hermana si lo hizo y sus palabras fueron esta agonizando. Le grite y le dije que para que me lo decia, ella lloraba y yo en total descontrol caminando de un lado a otro escuchando a la gente de la calle hablando de lo ocurrido. Puse la radio fuerte para no oir, suena el citofono, mi abuela que vivia en la casa de abajo me pide que la ayude, sali de casa sin mirar a la calle porque ahi estaba el perro y la gente, llego donde Oma y me dice que no podemos dejar sufrir asi a ese animal, esta destrozado pero vivo, no sabia en que me estaba metiendo cuando le dije ¿que haremos?, ella saco un pañuelo y un frasco lo empapo en el liquido y me dijo que yo tenia que hacerlo porque ella estaba vieja y con suerte caminaba, el perrito no sufrira -me dijo- y resignada a tal mision, abri la puerta con el pañuelo escondido en la mano y le pedi a la gente que se alejaran para poder revisar al perro, yo la mas valiente, yo la maldita que pondria fin a esa agonia trayendola conmigo, jamas crei posible hacer lo que tenia que hacer, el animal me miro, tal vez no lo hizo y mi conciencia invento que asi fue para no sentirme mas mala, su cara de "termina lo que el destino dejo a medias" me dio el coraje de tomar su pesada cabeza y poner el pañuelo en su nariz, sin apretar, solo afirmandolo, todo fue en segundos, para mi fueron horas, el "Tongo" cerro sus ojos y termine con su dolor. Llore a su lado mientras la gente a mi alrededor hablaba y algunos tocaban mi espalda dandome un consuelo que de nada servia, escondi el pañuelo porque senti que nadie debia saber que el Tongo fue muerto por mi, la dueña del perro trajo una bolsa para botarlo, senti rabia y a la vez me senti en deuda con él, le pedi a ella que me permitiera enterrarlo en nuestro cementerio de mascotas -un sitio de mi familia cerca de casa que es utilizado para dejar a las tantas mascotas que he tenido- y lo enterramos ahi y todos olvidaron lo ocurrido, menos yo, que lo recorde por varios meses hasta que lo bloquee, y lo vengo a recordar luego de 7 años. Mi abuela, enfermera del Hospital Aleman, me dijo que cuando no podemos dar vida, hay que quitar el dolor como sea, sobre todo en un animal que no puede decir lo que siente, y a medida que pasan los años, creo comprender la razon de sus palabras.

Liar liar

A veces uno piensa que conoce a la gente, y que sabe todo -o casi todo- de su vida. Si. Probablemente sea soberbio sentir eso respecto del resto, pero creo que es una licencia que se permite después de compartir muchas cosas (o mucho tiempo). Uno puede darse el lujo de especular y predecir cómo actuará o que dirá determinada persona en tal situación. Qué es lo que opina respecto de la inmortalidad del cangrejo, cuál es su comida favorita, qué piensa del gobierno militar (querámoslo o no, todos tenemos una opinión sobre el tema), si tiene o no algún sueño, si ha estado enamorado, y qué actividad es la que le ocupa la mayor parte del tiempo.
Pero resulta que de repente, de golpe y porrazo... plaf! Te enteras que llevas meses equivocado. Que cuando te decía que estaba haciendo A, en realidad estaba haciendo B (siéntanse libres de cambiar A y B por las actividades de su preferencia). Que por muchos meses te ocultó algo importantísimo. Y aparte de sentirse decepcionado por el cuento de la reciprocidad en la relación, uno se pregunta qué tanto conocía en realidad a esta persona. Si te mintió por meses, que certeza hay de que no lo hizo por años, o de que todo lo que dijo antes era verdad. Y ahí es cuando te embarga la terrible duda: ¿Existe realmente la persona a la que quería y que creía conocer?
Todos mentimos en el día a día. En las cosas menos trascendentes. Cuando estamos atrasados y nos llaman, decimos "No, si voy llegando", siendo que en realidad ni siquiera hemos salido. Pero, independiente que no es una costumbre sana, no son esas mentiras las que me preocupan. Son las otras, las que hacen daño, las que destruyen la confianza. Una amiga me dijo que cuando uno quería a alguien, no le mentía. No estoy de acuerdo. Creo que mientras más te importa la gente, más le mientes. Puede ser por no hacerle daño, por no decepcionarla, o por montón de razones más. Da igual: las consecuencias son las mismas. Porque cuando descubres que te han mentido, a pesar de que el cariño siga intacto, la confianza desapareció. De acá en adelante, todo lo que te diga el otro será puesto en tela de juicio. Y ningún cariño, por más grande que sea, puede sobrevivir a eso.
Y bueno, escribo esto acá porque me aburrí de quejarme y cuestionarme en mi blog, y decidí hacerlo también en este. Y aparte porque hace rato que nadie escribe nada. Y también porque yo era la única sin aportes, y eso me hacía sentir inútil. Así no se nos muere el blog.
 


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