Sunday, February 12, 2006

Conchazo maletero

.auga ed omoc eplog etse íbicer ose ne y ,etneidnep abatse euqrop odreuca eM

Digo de agua porque siendo bien honesto esa parte no dolió. La cuestión es que las horas pasaban pero la pesadilla no; las cosas iban raras pero -inexperto en estas materias- desconocía si una sensación tan fuertemente evocada de entumecimiento podía tener alguna clase de efecto psicosomático luego, en vigilia... y decidí volver a "mi casa", con baquetas y platillos al hombro.

Lo cierto es que mi madre se alegró un poco más que de constumbre al verme llegar. Las mamás tienen un sentido medio extraño que a veces hace que uno ignore si se hacen las tontas, o si desconocen su alcance. Aparte de ello, imagínense lo raros que se me figuraban todos, pero ahí estaban. Todo seguía su curso.

En la espera de que las cosas volvieran a ser como antes, hube de retornar al colegio, a mi vida, y me di cuenta que no era mirado igual. Aprendí a escribir como todos, un poco más rápido de lo que había estimado. Probablemente fue un poco mezcla de la misma desesparación que siente cualquiera que se va a otro país a aprender su lengua. Pasó el tiempo y aprendí a manejar el auto como todos en gran parte del mundo; frente a experiencias nuevas ya casi se me olvidaba mi condición.

Lo que aún hoy me hace reparar en ello son los músicos. Ignoro si serán un poco mamás para esas cosas, pero alguna clase de sensibilidad deben tener también. Me impacta saber que han habido desde siempre otros. Jimmy no lo soportó y murió de sobredosis; Kurt se mató también. No sé si tendrán algo que ver los abrelatas -como todos dicen-, pero probablemente se vincule con que hayan dejado a Flanders como el portavoz idiota de algo más colectivo.

No pierdo la esperanza de volver, y sobretodo por mi simetral que debe haber traspasado esta especie de espejo en sentido contrario... no puedo imaginar que los zurdos sólo le hayan hecho lo que han hecho conmigo, pero al revés, claro está.
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La discriminación existe y odio que el pelota de una sala de ensayo me exhorte a dejar la batería puesta "normal"; como si a mí me la hubiera dejado alguien también "normal" antes de tocar.Le hice ver que con Gabriel Parra, Phil Collins, Ian Paice y Simmon Phillips (entre muchísimos conocidos no tanto por sus nombres) ya tiene a unos cuantos que no volverían a su sala.
Aquí viene la parte fantástica, porque no me gusta la violencia: a la próxima, lo tiro contra un espejo y lo mando al planeta zurdo pa' que trate de hacer lo mismo allá. Esa es la parte que duele... la parte que duele de estar pendiente.

Thursday, February 09, 2006

Metro.

Camino por Alameda, dirección Plaza Baquedano. Es un día como cualquier otro. La diferencia con los otros es únicamente el clima: nublado pero abochornado. Me recuerda los días de casi-calor de Viña. Subo al metro, dirección Escuela Militar. Decido no sacar el libro que ando trayendo en el bolso, y me dedico a observar a la gente. Una niña, muchacha, joven, como quiera llamarse, de unos 20/21 años me llama la atención. Fuertemente. La observo fijo, me quedo pegado mirándola. No es la octava maravilla del mundo, pero tiene un algo... algo en su mirar, en su postura, en la manera en que entrecruza las manos, que me subyuga. Levanta la mirada y no atino a nada, sólo a seguir mirándola. Ella lo nota (era que no), y, al contrario de muchas otras, mantiene la mirada, sonríe y saluda con la mano. Manuel Montt. Ella sigue en viaje. Yo también, rojo como nunca. Los Leones. El juego de miradas y medias sonrisas sigue. El rojo ya no es tan intenso. Tobalaba. ¿Hago la combinación o no?. Ella ni se inmuta. No sé por qué, decido seguir. Total, nada me apura en llegar a la casa. El Golf. Alcántara. Escuela Militar. Ella baja, yo también (amablemente la voz de la conductora nos dice que debemos descender, no nos queda otra). Ella escoge una de las más de 10 salidas de esa estación. Decido seguirla: total, me quedé en el metro por ella, no voy a desviarme ahora. Somos los únicos dos que salimos por esa salida. Lo nota, se da vuelta, me mira y nuevamente sonríe. La diferencia es que ahora me habla. "¿Dónde vas?". "No sé", le respondo, con una personalidad que no me conocía, "donde tú vayas". "¿Y quién te dice que puedes ir donde voy?", me pregunta con un risueño tono de voz. "Nadie. ¿acaso me lo dices tú?". Se ríe, me toma la mano (glup) y no dice nada. Sólo me guía.

Caminamos así unas 10 cuadras cuya existencia no conocía. El sol desciende tras las nubes, el calor amaina. Y nosotros, ninguna palabra. No sé su nombre, y ella tampoco sabe el mío. Me suelta la mano. "¿Estás seguro?". "Sí". Estamos frente a un edificio. "Acá vivo". Saca las llaves, entramos. En el ascensor, nos miramos, y nos besamos. Definitivamente, el mejor beso que me han dado en mi corta existencia. Piso 12. Aún besándonos, salimos del ascensor. Nos separamos para que ella pueda abrir la puerta. Ni siquiera la dejo cerrarla cuando la abrazo y beso su cuello. Adoro su perfume.

Una vorágine de sensaciones, el tiempo pasa veloz.

Ya es de noche.
Muy de noche.
Estoy cansado. Ella también, se nota. Esto fue intenso... ella se duerme. Hago un esfuerzo por mantenerme despierto y verla dormir (es adorable verla así), pero el cansancio me supera. No puedo evitarlo, y me duermo.

Monday, February 06, 2006

¿Cortaron el cable?

Hace un tiempo Bambina creó este blog para hablar de fantasías, o cosas extrañas. Muchas veces me he encontrado frente a la pantalla, con la ventana de edicion abierta y sin saber qué escribir. O sea, sabiendo exactamente lo que quiero decir, pero no cómo decirlo. Da lo mismo, al menos ahora escribiré "a lo que salga".

En reiteradas ocasiones he tenido eso que tan elegantemente se llama déjà-vu, o sensación de estar haciendo algo que ya has hecho antes (vivir una situación presente que recuerdas que ya sucedió). Pero me pasa MUCHAS veces (ahora último no tanto). Por ejemplo, una vez en una prueba estaba contestando una pregunta, veo la pregunta siguiente y un compañero tose, levanto la vista y me viene la sensación de déjà-vu. Pero brígido. Tanto así, que recuerdo haber leido la pregunta y la respuesta dada por mi. Una pequeña parte, porque nunca duran mucho. Eso sí, nunca me ha sucedido para eventos más importantes q eso... siempre son eventos chicos, como el hecho de estar caminando y escuchar un ruido mientras pienso en... no sé, el color de las hojas de tal árbol, o q se yo.

Sé que es algo comun. Hay mucha gente que tiene "dejavus", y no por eso tiene poderes predictivos o q se yo. Pero de todas maneras, a la mayoria de esas personas les causa una leve inquietud... a mi no, yo lo disfruto... tendre poderes predictivos que puedan despertarse en cualquier momento, con los estimulos indicados? yo no lo creo :P.
 


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