Yo se que todo el mundo hace o desea cosas que no le diria a nadie, ya sea por verguenza, temor o lo que fuera, y por eso me cuesta un poco pensar de esas cosas ocultas. Esas cosas que uno no le cuenta ni a la mejor amiga. Cuando estaba en el colegio me aburria demasiado, para mi ir a clases era una perdida de tiempo, y solo me dedicaba a dibujar, mi mente divagaba por la ventana, hasta que dijeron que tenia que sentarme en el otro extremo, lo mas alejada a las ventanas... fome!. Obligada a poner atencion, descubri un ejercicio que era perfecto para ambas partes, el profesor de turno creia que ponia atencion y yo me entretenia. Tomaba un lapiz y hacia como que tomaba nota, mientras imaginaba los mas horribles castigos que podrian existir, aveces me levantaba de mi silla y sacaba una metralleta y llenaba el pizarron de sesos, intestinos y organos varios, otras veces los hacia saltar a una piscina llena de jugo de limon, y el fondo lleno de gillettes y jeringas usadas. Al final pasaba todas las clases imaginando distintas muertes para mis profesores, a algunos les sacaba las uñas, o meterlos en una piscina con cera para depilar y despues arrancarla toda. Los que me caian bien morian de maneras mas normales, los que mas odiaban sufrian decapitaciones y cosas demasiado asquerosas, otros no morian, solo sufrian, como un profe al que nunca mate, pero le pegaba con el canto de una paleta de pinpon en los dedos. En fin, eran demasiados pensamientos morbidos, extraños. Aveces me asustaba, pq mi imaginacion aveces se volvia un poco real y aparte que disfrutaba el echo de poder matarlos como se me ocurriera, sentir la satisfaccion de hacerlo, pero sin causarle daño a nadie. Nunca le conte a mis amigas, aparte de agarrarme pal weveo, capaz me mandaran al sicologo por loca. Aveces, cuando estoy en un grupo de amigos y alguien no me cae bien, me imagino distintos tipos de tortura, y la verdad que es la mejor manera de ponerle atencion a quien nos habla y nos desagrada.